Número actual
La complejidad urbana es resultado de las distintas formas de habitar la ciudad, mientras algunos desean vivir los espacios de manera abierta y diversa, otros prefieren la privacidad y el encierro. Sin duda los usos y costumbres de la forma de habitar la ciudad, se enfrentan o se concilian dependiendo de los estilos de vida en la convivencia y socialización.
En el ambiente urbano, se involucran intereses económicos, sociales y ambientales que mediante la construcción de alianzas y modelos de habitar se introducen para que sean aprobados y valorados por los propios habitantes, lo que determina las oportunidades de localización y dignificación social. En este sentido se recurre a la memoria que se tiene del lugar, es decir, lo que contribuye a lograr lazos de identidad, cohesión social y confluencia de beneficios e intereses.
Estas posturas conciben dos formas de entender la topofilia, a partir de los atributos de la ciudad:
- Lugar de apropiación, en el que el lugar tiene significado en cuanto el sujeto se lo da. (Coincidencia con Tuan, 2007 y Zerecero, 2014)
- Lugar simbólico, en cuanto contiene los ambientes que definen un significado y que el sujeto vive la experiencia de interpretarlo (Se concuerda con Yori, 1999; Henao y Pérez, 2010)
¿Cuáles son estos lugares de apropiación y los que dan valor simbólico en la ciudad?, ¿estos lugares favorecen el turismo y la mejora de la ciudad o aumenta el abandono y deterioro?. ¿Cuales factores suman los beneficios y cuales llevan decadencia?.
En este número 29 de Topofilia se busca recoger las distintas formas de apropiarse de la ciudad y/o que dan significado simbólico que mediante pactos involucran a los ciudadanos a habitar la ciudad. Se tiene como eje al urbanismo y al paisaje que implicaba recuperar la cultura, la memoria y deseos de los ciudadanos, teniendo como estrategia definir los espacios que aportan calidad a la ciudad.
Editora invitada: Leticia Peña Barrera (UACJ)